Reseña «Dos segundos»

Es bien sabido que la justicia en México bien podría calificarse como corrupta o inexistente, adjetivos vergonzosos pero acertados. 

El pequeño cortometraje de Rodrigo Beltrán Soria «Dos segundos», nos muestra el «hubiera». 

¿Existe el hubiera? Sí, en tiempos verbales se le conoce como el subjuntivo pretérito imperfecto: Yo hubiera. 

¿Por qué hago referencia a este tiempo verbal? A eso voy. En el cortometraje ya mencionado, un juez es sobornado por un sujeto para que abogue a su favor (lo último no está dicho, pero da a entender que lo hace con ese fin). Los escasos $500 con los cuales compró al juez, son guardados dentro de la Constitución Política (¿irónico?). 

De repente el libro de la Constitución habla con el juez, remitiendo lo mal que se ve aceptando ese tipo de ofertas, lo incorrecto que es hacer tales acciones, y cómo el hecho de seguir actuando de esa manera impacta en la sociedad; haciéndola acostumbrarse a un mundo corrupto y desviado de las buenas acciones y sentido de la justicia. Finaliza su sermón diciendo: «Tienes dos segundos para pensar», tras esto, la Constitución cierra sus páginas y se queda inmutada. 

El juez despierta, inquieto por lo que acaba de pasar, ¿fue un sueño, o realmente sucedió? No le dio ni tiempo para pensar estas cuestiones, pues inmediatamente se abre la puerta y entra el sujeto antes visto, con la misma intención, sobornar al juez. 

El cortometraje termina ahí. Las palabras ya están dichas, el llamado de atención ya fue dado, la reflexión tal vez ya fue pensada por el juez, pero esto ¿habrá funcionado? ¿El juez aceptaría nuevamente los míseros $500, que bien da a entender que ese es el valor de la justicia? No lo sabemos, esperemos que no. Lo qué sí sabemos, es que la decisión está en cada uno de nosotros. Seguir repitiendo las malas acciones – no sólo de otros – sino las qué uno mismo comete, o dar el cambio, examinarnos y decidir hacer la diferencia, mejorando día con día. No pensar en el hubiera – ¿y si yo hubiera hecho esto?

No sé ustedes, pero tomé esos dos segundos para pensar y decidirme a actuar. ¡Es tiempo de cambiar y te invito a que lo hagas tú también! 

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